ES UN ROBOT MUY DURO Y RESISTENTELa robótica ha avanzado muchísimo. Ya existen máquinas ultraeficientes con formas adaptadas a sus funciones: vehículos autónomos que se deslizan sin esfuerzo, brazos robóticos con precisión quirúrgica, cuadrúpedos capaces de moverse por cualquier terreno sin perder el equilibrio. Y sin embargo, hay un tipo de robot que sigue acaparando titulares y absorbiendo una cantidad descomunal de recursos: los humanoides bípedos.
¿Por qué tanta insistencia en hacerlos caminar como nosotros? Porque, más que una necesidad técnica, hay un factor psicológico detrás. Un robot con forma humana se percibe como más integrado en nuestra sociedad, genera más confianza y encaja con la imagen que la cultura pop lleva décadas alimentando. No importa si aún se tambalean, si les cuesta bajar escaleras o si un simple empujón los deja fuera de combate. Lo importante es que nos recuerden a nosotros.
Y la cuestión es que, en su mayoría, estos robots no tienen una función específica. No están diseñados para optimizar ninguna tarea concreta, sino que son prototipos experimentales que buscan demostrar hasta dónde se puede llevar la ingeniería para imitar la locomoción humana. Pero, ¿realmente es el mejor camino? Mientras volcamos tiempo y dinero en hacerlos caminar como nosotros, podríamos estar desarrollando máquinas mucho más funcionales sin esa limitación absurda.
Quizá algún día dejemos de lado el fetiche de los humanoides y empecemos a diseñar robots que no necesiten parecerse a nosotros para ser útiles.
Esta periodista hace un reportage sobre el robot humanoide G1 del fabricante Unitree Robotics; “Es un robot muy duro y resistente. Vamos a comprobarlo”.
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